Está semana las protestas masivas en Canadá que tienen como sede principal a la capital del país demostraron que se no tienen fecha de cierre. Lo que inició con el llamado “Convoy de la Libertad” ha devenido en movilizaciones significativas de canadienses que se han trasladado al frente del Parlamento para protestar en contra de los mandatos de vacunación impulsados por el primer ministro Justin Trudeau.
El propio Trudeau ha mantenido una postura crítica con los manifestantes a los que llamó a detenerse.
“Los canadienses tienen derecho a protestar, a estar en desacuerdo con su gobierno y hacer oír su voz. Siempre protegeremos ese derecho. Pero seamos claros: no tienen derecho a bloquear nuestra economía, ni nuestra democracia, ni la vida cotidiana de nuestros conciudadanos. Tienen que parar”, expresó el mandatario en su cuenta de Twitter.
Además resaltó la medida tomada por el alcalde de Ottawa, Jim Watson, de declarar el estado de emergencia en la capital. Esta disposición permitió movilizar a las fuerzas del orden para cortar los suministros de combustible del convoy. Desde su declaración el propio domingo han sido arrestadas varias personas por daños a la propiedad y otras causas.
Sin embargo, CBC News reportó que los operadores de grúas contratados por la ciudad de Ottawa están aceptando con dureza las solicitudes para sacar vehículos de las áreas de protesta.
Las medidas en contra de los camioneros y otros manifestantes no han sido tomadas con agrado, según declaró a ese medio el principal servidor público de la ciudad.
“Los contacté a todos y se niegan a proporcionar trabajo pesado con grúas”, dijo el administrador de la ciudad, Steve Kanellakos, a los periodistas el lunes por la noche después de una reunión especial del consejo de seis horas.
Ecos más allá de la frontera
Tras más de 11 días de protesta los camioneros canadienses se han convertido en los favoritos de los activistas conservadores de todo el mundo, inspirando acciones similares en Europa y levantando preocupaciones de lo mismo en los EE. UU.
Una señal inicial de la propagación transfronteriza se produjo el lunes por la noche cuando los camiones fueron bloqueados a ambos lados del puente Ambassador de Windsor-Detroit, el enlace comercial más importante entre Canadá y Estados Unidos.
Ahora hay convoyes de camiones relacionados con la pandemia planificados en las 27 capitales europeas, Nueva Zelanda y otras partes de los EE. UU., mientras los canales de redes sociales estadounidenses de derecha se llenan con charlas de convoyes a Washington.