Consumir alcohol en invierno: mitos y realidades

En ocasiones hemos escuchado que cuando las temperaturas son muy bajas un buen trago de alcohol nos puede hacer entrar en calor. Esta creencia se remonta varias décadas atrás cuando era costumbre ingerir bebidas alcohólicas para contrarrestar la sensación de intenso frío. Pero, ¿realmente el alcohol nos ayuda a aumentar nuestra temperatura corporal? La respuesta de la ciencia es simple: no.

Nuestro cerebro es el responsable principal de regular la temperatura de nuestro organismo. Cuando ingerimos alcohol, este provoca una dilatación de nuestros vasos sanguíneos lo que lleva una sensación de calor que puede resultar muy agradable.

Los especialistas señalan que en realidad este aumento del flujo sanguíneo hace que precisamente se disperse más calor por la piel hacia el exterior. Ello favorece el posterior descenso de la temperatura corporal, sobre todo en ambientes fríos.

El alcohol interfiere con uno de los mecanismos de ahorro de temperatura de nuestro cuerpo, que es cerrar un poco los vasos sanguíneos más periféricos para evitar perder calor mientras que mantiene el flujo en los órganos internos. El resultado de consumir esta sustancia nos hace entonces más suceptibles a sufrir de hipotermia si nos mantenemos expuestos a bajas temperaturas.

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