Pensar hoy en el mañana

Vivir el hoy sin preocuparse del mañana es en estos tiempos una actitud arriesgada. La creciente crisis global ha puesto en jaque mate a todas las naciones del orbe que, en mayor o menor medida, se han visto obligadas a lidiar con la creciente inflación, escasez de combustible y conflictos políticos. Canadá no ha sido la excepción.

El gobierno anunció hace pocas jornadas que espera un incremento del riesgo de recesión económica en 2023, con un empeoramiento consecuente de las cuentas estatales en el corto plazo.

En ese contexto, dentro de las previsiones, el escenario más optimista incluye un moderado crecimiento económico en 2023 con una reducción del déficit para este año fiscal a 36 mil 400 millones de dólares canadienses.

Precisamente por ello, se anunciaron un grupo de medidas destinadas a incentivar las inversiones del sector privado así como la creación de un crédito fiscal para energías limpias.

El proyecto contempla hasta un 30 por ciento del coste de los financiamientos para iniciativas de energía solar, eólica o de pequeños reactores nucleares.

Por otra parte, se impondrá un impuesto del 2 por ciento a la recompra de acciones por parte de las compañías para incentivar la reinversión de beneficios en la propia empresa y sus trabajadores.

En un segundo nivel este déficit presupuestario puede venir acompañado de importantes recortes en programas públicos y sociales por lo que debe considerarse un llamado de alerta para la economía familiar.

Pensar en el mañana se impone en este convulso escenario. No se trata de entrar en pánico entonces, sino de crear nuestro propio seguro ante un incierto futuro.

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