Acreditada por sus más de 35 años como consultora en el área de inmigración, activista política, profesora universitaria y miembro de la directiva de distintas organizaciones que han venido trabajando a favor de la comunidad hispana, Vilma Filici no duda al señalar que aún persisten vestigios del racismo y discriminación en las políticas migratorias establecidas para el asentamiento de migrantes latinos en Canadá. A manera de ejemplo refiere la tardanza en la aprobación del proyecto de regularización de migrantes indocumentados. “Este es todo un tema de carácter político que se está tratando de resolver desde hace muchísimos años y aún no se ha logrado” en detrimento de más de un millón de migrantes sin estatus que residen en el país. Recordó que en 2005, cuando era presidenta del Congreso Hispano Canadiense, un equipo en el que participaron activamente la concejal Alejandra Bravo, Olivia Chow (actualmente alcaldesa de Toronto), organizaciones como el Canadian Labour Council y varios sindicatos (Liuna, la 27…), realizaron una campaña de cabildeo ante el ministro de Inmigración y parlamentarios para que se aprobara la regularización de los migrantes indocumentados. A pesar de que el programa estuvo listo luego de año y medio de trabajo y de las promesas efectuadas, éste no fue aceptado por razones electorales. -Para ese momento era más beneficioso, en términos de captar votos, ofrecer una mejora al patrocinio de padres y abuelos -que favorecía a una comunidad con mayor número de votantes- que atender a los migrantes sin estatus, acotó. Explicó que aunque el último programa de este tipo data de 1992 y de las reiteradas solicitudes de la comunidad, el gobierno se maneja con mucho cuidado porque “aun cuando el indocumentado es la persona más honesta que puedes encontrar, ya que cualquier desviación puede resultar en un arresto y subsecuente deportación, también es frecuente observar en las redes sociales opiniones contrarias a la legalización basados en falsos prejuicios”. Pese a ello, Filici se mostró expectante sobre el resultado del trabajo que viene realizado una coalición de organizaciones ante las cuales el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, se comprometió a resolver la situación de los indocumentados. “Trudeau le dio el mandato al ministro de inmigración para crear el programa de regularización que debía presentarse en el primer trimestre de este año y aún no se ha hecho. Esto es frustrante, pero seguimos esperando”. Se estima que en Canadá estas personas trabajan en áreas donde hay vacíos, como en la agricultura, construcción, servicios, limpieza y cuidado de niños, entre otros; pero, mencionó la consultora, también se encuentran profesionales que ganan buen dinero en sus áreas de especialización, así como quienes han abierto sus propias compañías y emplean ciudadanos canadienses y residentes permanentes. “Yo creo que si ese millón de personas se va de Canadá, aquí tendremos problemas muy serios”. A esas diferencias se sumarían otras políticas que excluyen o dificultan el ingreso de latinoamericanos al país. “Y es que además de la discriminación, podemos hablar de racismo. La historia migratoria de Canadá registra actas de inmigración de 1900, 1906 y 1910, contentivas de secciones que excluyen ciertas razas. No fue sino a partir de 1962, cuando empezaron los movimientos civiles en el mundo, que Canadá se ve forzada a parar estas prácticas que básicamente favorecían la movilización de ingleses, escoceses, irlandeses y norteamericanos al país; y se presenta, por primera vez, un programa orientado a permitir la migración con base en las habilidades de los solicitantes. Filici fue enfática al señalar que a pesar de lo anterior, la discriminación persiste en la forma de programas que restringen el acceso y permanencia de los migrantes latinos. Al respecto enumeró la gran cantidad de requisitos relacionados con el idioma, la edad, los niveles de estudio y el dinero que debe poseer el solicitante. “Yo diría que 95% de las personas que aspiran la residencia permanente en Canadá no califican, a menos que vengan como estudiantes internacionales y cuenten con los suficientes recursos para costear los programas”. Nuevos ingresosSobre el anuncio realizado por el Ministro de Inmigración, Marc Miller, con relación a la próxima aprobación de un programa migratorio con fines humanitarios y dirigido a favorecer a once mil ciudadanos provenientes de Venezuela, Colombia y Haití, Filici fue enfática al afirmar que esta medida ratifica el poco interés que tiene el Ejecutivo en la comunidad. A su juicio, este programa no puede compararse con otros que se ofrecieron a las comunidades siria (que alcanzó los 40 mil migrantes) o ucraniana (que supera el millón de refugiados). “Si se ofertan tan solo once mil cupos entre los tres países caribeños, estamos hablando de la asignación de 3500 casos por nacionalidad, lo cual luce insuficiente si se toma en cuenta -por ejemplo- que Venezuela enfrenta una fuerte crisis migratoria que ha generado que unos 7 u 8 millones de sus nacionales estén desparramados por Latinoamérica desde hace varios años”. Esta desventaja se agudiza si se toma en cuenta que el programa contiene una serie de condiciones que dificultan el trámite: el solicitante debe tener un familiar en Canadá, una oferta de trabajo o calificar en uno de los programas de reasentamiento; debe tener una recomendación de una organización de derechos humanos, y muchas otras limitantes, acotó. Apuesta al futuroCon relación al desenvolvimiento de la comunidad latinoamericana, Filici aseveró que hoy es posible observar un avance enorme en materia de participación política. “Estamos viendo los frutos de la segunda generación. Tenemos representantes como la concejal Alejandra Bravo; el ministro Pablo Rodriguez; Matias De Dovitiis, del Toronto School Board; y muchos otros que hacen la diferencia a pesar de que esta es una comunidad relativamente joven en el país”. “Tenemos una perspectiva súper positiva de que vamos a tener la misma fuerza política que otras comunidades de migrantes que llegaron mucho antes que nosotros. El único problema que tenemos es que seguimos divididos; y en cierta forma esto es lógico, porque somos más de 20 países con distintas culturas, ideologías y maneras de comunicarse lingüísticamente”, acotó. Frente a ello, se siguen impulsado campañas de ciudadanía; de educación para la participación cívica y política de la comunidad iniciadas por el Congreso Hispano Canadiense y actualmente organizadas por el HCHC; así como muchas otras dirigidas a fortalecer el sentimiento de unidad, aumentar la visibilidad e importancia de la comunidad. Premio Pioneros 2023El pasado 1 de octubre del presente año, el HCHC otorgó el reconocimiento Pioneros 2023 a Vilma Filici por su compromiso de más de 30 años con la comunidad y su trayectoria profesional a favor de los indocumentados, refugiados y recién llegados al país. Esta distinción se otorga a los hispanos que han abierto camino en los diferentes ámbitos de la vida nacional. Concretamente, a Filici se le reconoció por su contribución en la promoción de la participación cívica y política de los latinoamericanos; como académica en el área migratoria, y líder de opinión en medios de comunicación.
Filici fue directora nacional de Inmigración de la Asociación Canadiense de Consultores Profesionales de Inmigración y directora nacional de Inmigración del Congreso Hispano Canadiense. También se ha desempeñado como coordinadora académica del Programa de Certificado de Profesional de Inmigración en Seneca College, Bow Valley College y UBC; al igual que ejerce la vicepresidencia de la organización Gaucha Argentina Love for Humanity, con la cual han llevado ayuda a muchos países del continente.