Venezuela y Haití: ¿podría Canadá estar equivocando el rumbo?

Es complejo escribir acerca de lo que pasa en América Latina y en especial de lo que sucede desde hace un año, porque como decimos en español, “nos duelen prendas”, es decir nos importa demasiado como para poder opinar desapasionadamente o pretendiendo algún tipo de objetividad.

Además, tener una visión de las cosas que va a contrapelo de lo que parece ser la visión dominante
en el país, es árduo y por lo menos incómodo. Requiere en ocasiones traer a la memoria la historia de nuestros países, y no es poco habitual encontrar personas
de bien, incluyendo por supuesto a muchos
periodistas, que creen de verdad que es posible
analizar el presente sin tener mucha idea del
pasado, incluso el más cercano.

Por esa razón ha sido un placer leer una nota que aparecerá en los próximos días en la revista Maclean’s, When it comes to Venezuela, Canada’s on the worng side of the coup, escrita por su columnista Andray Domise, que aborda el tema de un modo que podemos suscribir totalmente. Tanto por la coincidencia con su enfoque como por la calidad y la ecuanimidad del relato, que lo convierte en una clase práctica de periodismo, nos tomaremos la libertad de citar textualmente algunos párrafos y, obviamente, recomendar su lectura completa. (*)

Comienza Domise ubicándonos, no en la realidad que anuncia en el título (Venezuela) sino en otra más acuciante, más miserable, injusta y desgarradora pero no menos latinoamericana: Haití.

A few months ago, I was fortunate enough to be offered a preview of Haiti Betrayed, a documentary by filmmaker and photographer Elaine Brière. The film, which concerns the lengthy history of interference, subversion and outright invasion by developed nations to undermine Haitian sovereignty, begins with a cri de coeur against one of the countries most responsible for Haiti’s current state of immiseration: Canada.

In the opening scene, a Haitian man, standing across the street from the Canadian embassy
in Port-au-Prince, screams remonstrations against the edifice in Haitian Creole: “We don’t have anything against Canada! Why are you against us?”
The film makes a damning case for Canada’s role in facilitating the ousting of Haiti’s democratically elected president Jean-Bertrand Aristide. This coup-from-without enabled the military regime that followed his overthrow; Canada has never apologized for the horrific violence committed by the RCMP-trained National Police against the Haitian protesters who rose up in response.

A continuación, y luego de hacer un repaso de lo sucedido desde que Canadá y otros 50 países, siguiendo las recomendaciones de la Casa Blanca reconocieran a Juan Guaidó como “presidente encargado”, Domise toma ese reconocimiento como un antecedente de otro reconocimiento de un golpe de Estado en América Latina, el perpetrado en Bolivia en noviembre de 2019, para a continuación recordarnos qué efectos han tenido las sanciones a Venezuela sobre la economía de Haití y el papel que han jugado en ello Canadá y buena parte del mundo desarrollado:

The PetroCaribe program, wherein Venezuela provided subsidized oil allotments and development funds to member Caribbean states, was cut off two years ago amid banking and economic sanctions imposed by the United States. Haiti, which depended heavily on the program, has since been plunged into political turmoil due to rapidly inflating fuel prices and allegations of government embezzlement from the fund. Recently, President Maduro announced the program will be relaunched in the first half of 2020, but Haiti will no longer be a member.

And that’s because, in January 2019, Western-backed Haitian President Jovenel Moïse, along with 18 other member countries, voted in support of the Venezuelan coup attempt at a meeting of the Organization of American States (OAS) in Washington, D.C. Haiti took a gamble, following Canada’s lead and that of 60 other countries—and lost. And 15 years after we robbed it of national self-determination, the country still finds itself racked by poverty and political instability.

La forma en la que el columnista de Maclean’s presenta la situación: clara, concisa y sin atenuar responsabilidades, es conmovedora. Pero además tiene la virtud de retrotraernos a los sucesos de hace un año y ubicarnos en ese sinsentido en el que se empatanaron varios gobiernos que hoy ya no saben cómo salir de la ficción geopolítica que contribuyeron a crear en Venezuela, ni podrían reparar todo el daño que concientemente o no, han provocado. Pedro Sánchez, quien era ya Presidente del Gobierno de España cuando su país reconoció a Juan Guaidó, pero ha comenzado a referirse a él como “líder de la oposición”, parece haber comprendido que ya es hora de asumir la realidad y comportarse seriamente.

Porque quienes siguen aferrados a la ficción no sólo no han contribuido a solucionar uno sólo de los problemas que enfrenta Venezuela (y que luego repercuten negativamente en otros países cuya economía estaba vinculada a la suya), sino que interfieren en la posibilidad de que los venezolanos mismos, tanto quienes respaldan al gobierno, que no son pocos, como quienes forman parte de la oposición, que no son menos, puedan trabajar efectivamente en la redemocratización de su país y en la reparación de las heridas sufridas por el tejido social.

Y conmovedor, por lo honesto y franco, es también el final de la nota de Domise cuando intenta responder la pregunta del haitiano del film que describía al comienzo:

To answer the question of the impassioned gentleman from Haiti Betrayed, why are we against Haiti?

Well, the same reason we appear to find ourselves constantly destabilizing and taking advantage of less powerful nations: because we can, and because the myth of our peacekeeping nature lets us get away with it.

Those who believe in the false legitimacy of this “interim president” need only look to countries like Bolivia and Haiti to see the fruits of Canada’s benevolence.


(*) When it comes to Venezuela, Canada’s on the wrong side of the coup, aparecerá en la edición impresa de la revista MacLeans correspondiente a marzo.