Especial Visita Papa Francisco
Del 24 al 29 de julio el Papa Francisco realiza lo que él mismo catalogó como “peregrinación penitencial” en Canadá, un recorrido que comprende unas tres ciudades y cuyo objetivo es pedir perdón a las comunidades originarias por las atrocidades cometidas por la Iglesia Católica en el pasado.
El día 26 el Sumo Pontífice presidió una Santa Misa en el Commonwealth Stadium, de Edmonton, en donde reiteró su disculpa a las comunidades indígenas canadienses por los abusos cometidos en centros educativos controlados por la Iglesia.
El lunes, ante miles de miembros de los pueblos originarios, Francisco lamentó que sus antepasados sufrieran la asimilación forzada a la sociedad cristiana, un proceso que destruyó sus culturas, separó a sus familias y marginó a generaciones.
“Humildemente pido perdón por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas”, expresó su Santidad a miles de indígenas, incluidos muchos sobrevivientes de las Primeras Naciones, Métis e Inuit.
Para el máximo representante del catolicismo, su arrepentimiento es solo el primer paso para hacer las paces con los indígenas canadienses e instó a realizar una investigación seria sobre los hechos ocurridos en el pasado.
En la ceremonia estuvieron presentes, además de cientos de indígenas con trajes tradicionales, el primer ministro, Justin Trudeau, y la gobernadora general, Mary Simon, primera mujer indígena del país en ocupar ese cargo.
Ambos representantes gubernamentales han manifestado sus impresiones sobre la tan esperada visita papal a la nación, llamando en sus palabras a apostar por la sanación y la reconciliación.
“La reconciliación es responsabilidad de todos los canadienses. Es nuestra responsabilidad estar abiertos, escuchar y compartir. Es nuestra responsabilidad ver nuestras diferencias no como un obstáculo, sino como una oportunidad para aprender, comprendernos mejor unos a otros y actuar. Nadie debe olvidar lo que sucedió en las escuelas residenciales de Canadá y todos debemos asegurarnos de que nunca vuelva a suceder. Con el espíritu de reconciliación y sanación, juntos construiremos un futuro mejor para los pueblos indígenas y todos los canadienses”, manifestó en sus palabras el jefe de gobierno canadiense.
Por su parte, Simon reconoció que corresponde a cada sobreviviente y sus familias decidir cómo se sienten y qué necesitan para seguir adelante.
“Para los pueblos indígenas, este no es ni el principio ni el final del viaje de sanación. Como país, debemos preguntarnos: ¿Hacia dónde queremos ir ahora? ¿Quiénes queremos ser? A medida que continuamos nuestra conversación sobre la reconciliación, trabajemos todos juntos con un espíritu de esperanza y renovación para ayudar a construir una sociedad más justa y un mañana mejor”, aseveró la Gobernadora General.
Desde mediados del año pasado los canadienses comenzaron a descubrir tumbas de niños indígenas en sitios que pertenecen exclusivamente a antiguos internados controlados por los católicos.
El mayor hallazgo ocurrió en la provincia Saskatchewan, donde se develaron 715 tumbas sin identificar, lo cual llevó al primer ministro Trudeau, a pedir disculpas y a exigir a la Iglesia asumir su responsabilidad.
Entre 1890 y 1997 alrededor de 150 mil infantes de pueblos originarios canadienses fueron internados en decenas de residencias escolares creadas por el Gobierno y administradas por órdenes religiosas, principalmente católicas, donde sufrieron abusos físicos, psicológicos y sexuales.